Simone de Beauvoir y «El segundo sexo»

16 Mar

En este mes en el que celebramos el Día de la Mujer, queremos detenernos en la escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir (1908-1986). El castor de guerra, como la llamó Jean Paul Sartre, quien tanto habría de influir en su vida, fue una mujer increíble en muchos aspectos (también irritante en otros), que ya en su juventud escribía cosas como “construiré una fuerza en la que me refugiaré para siempre”, y que intentó ser coherente hasta el extremo en su vida y su obra. Esa fuerza era ella misma.

Su gran pasión fue la escritura. De niña deseaba ser “una autora famosa, alguien cuya existencia está dirigida por la escritura”, y así fue. Escribió novelas (La sangre de los otros, Los mandarines, La mujer rota), siete libros de memorias, teatro (La ceremonia del adiós) y ensayos (Para qué la acción, Por una moral de la ambigüedad, La larga marcha (ensayo sobre China). Dentro de estos últimos se encuentra el libro que os proponemos este mes: El segundo sexo, publicado en 1949 y que en su época se convirtió en un auténtico best-seller y un escándalo, pues abordaba de una forma clara y contundente temas hasta entonces poco menos que tabú (el aborto, la menstruación, el lesbianismo, la prostitución…) y trataba desde puntos de vista opuestos a los tradicionales otros tan ‘sagrados’ como la maternidad. Se considera una de las obras fundacionales del feminismo, además de una obra enciclopédica, ya que aborda la identidad de la mujer y la diferencia sexual desde varios puntos de vista: psicológico, histórico, biológico, antropológico… para llegar a la conclusión de que “no se nace mujer, se llega a serlo” y de que “ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino”. Como dice Danièle Sallenave en su magnífico libro Simone de Beauvoir: contra todos y contra todo, que desde aquí también os recomendamos, “lo que asombra hoy, en una época radicalmente diferente, no es la intrepidez, por no decir la imprudencia, de los compromisos de esos intelectuales; ni siquiera sus ideas, sobre las que se podría discutir infinitamente (…) Asombra la seguridad de esos intelectuales, su modo de proclamar la verdad y de sentirse autorizados a proclamarla”. Ahora bien, estamos hablando de otra época en la que, los pensadores, como Simone de Beauvoir, gozaban de un reconocimiento público de su autoridad que hoy en día prácticamente se ha perdido.

Os dejamos dos fragmentos para debatir de la Parte Segunda (Historia) del primer volumen: uno sobre las posibles explicaciones, desde el punto de vista de la prehistoria y la etnografía, de la supremacía del macho sobre la hembra, y otro, sobre la conciliación entre vida laboral y familiar.

También os recomendamos que veáis el excelente documental No se nace mujer, realizado por Virginie Linhart en 2007 para la Televisión Francesa, y en el que aparecen la propia Simone y Sartre (son cinco vídeos de 10 m. de duración aproximadamente cada uno):

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Otras obras de y sobre Simone de Beauvoir en nuestro catálogo Mezquita.

13 respuestas to “Simone de Beauvoir y «El segundo sexo»”

  1. Luna marzo 17, 2011 a 12:53 pm #

    Estoy totalmente de acuerdo con lo escrito en los fragmentos seleccionados, ¿quién no lo estaría hoy en día? aunque escrito en 1949 sigue siendo de total actualidad. Es cierto que la maternidad ha sido y es el mayor obstáculo de la mujer para acceder a la vida pública.

    Dicho esto, creo que estos fragmentos dan poco lugar a la polémica, a la controversia. Sabemos que era contararia a la maternidad y todo lo relacionado con ello, pero creo que le llevo hasta un extremo casi enfermizo.

    Cuando leí el Segundo Sexo por primera vez ,con 16 o 17 años, estuve totalmente de acuerdo con todo lo escrto porque rechazaba también la parte femenina biológica de mi ser. Lo releí hace unos años siendo ya madre, y aunque sigo estando de acuerdo con Simone de Beauvoir en el 99% de lo que escribió, no comparto su idea de «ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino». Es una idea muy freudiana.

    El gran debate: «no se nace mujer, se llega a serlo» pues mitad-mitad, no se puede obviar el componente biológico del ser humano.

    • Esperanza marzo 18, 2011 a 7:33 am #

      Pues sí, Luna, hay cosas que «afortunadamente» nos parecen ya superadas (ahora que parece que se lleva más lo del feminismo de la diferencia), pero creo que otras no. Por desgracia, hemos avanzado más en el ámbito público que en el privado (en este caso, y casi contrariamente a lo que suele suceder, la «ley» ha ido por delante de la costumbre).
      De todas formas, es bueno reivindicar a aquellas que han tenido que renunciar a muchas cosas para que hoy estemos donde estamos.

  2. Luna marzo 18, 2011 a 9:12 am #

    Creo que Simone de Beauvoir echa un poco para atrás por se asocia con feminismo en el sentido más radical. Sin embargo, como bien dice Esperanza, el Segundo Sexo es mucho más, es una obra enciclopédica que abarca lo femenino de todos los ángulos.

    Personalmente animo a todas las mujeres y a todos los hombres a leerlo porque creo que es una obra fundamental.

    Se podrá cuestionar su vida pero hay que reconocer que intentó vivir de forma coherente con sus ideas. Y en parte lo consiguió gracias al compañero que eligió. Sastre la apoyó y animó toda su vida. Al contrario que muchos hombres a lo largo de la historia que también compartieron su vida con mujeres tan valiosas y talentosas como ellos pero por un motivo u otro esas mujeres quedaron atrapadas en la maternidad, la cotidianidad de la vida matrimonial, o los celos o recelos, la debilidad o inseguridad de sus compañeros…

    En fin que me embalo, a ver si alguien se anima.

  3. octavio marzo 18, 2011 a 10:00 am #

    Yo creo que el gran mérito de EL SEGUNDO SEXO fue poner el énfasis en la construcción cultural de las diferencias entre el hombre y la mujer. Es decir, subrayar que el patriarcado es un orden político, y por tanto cultural, simbólico también, que implica una jerarquía. De ahi la posición, tal vez radical, de Simone de Beauvoir contra la maternidad y, en definitiva, contra los determinantes biológicos de la mujer que durante siglos han servido para justificar su discriminación.
    Yo que estoy trabajando ahora en el tema de las masculinidades, me acojo entusiasmado a un término que usan muchas sudamericanas: el maternaje, entendido como la capacidad de cuidar y atender a los demás. Una capacidad no innata a las mujeres sino en la que todos, hombres y mujeres, podemos ser socializados. Ahí está uno de los retos de la igualdad.

    Pero sí que de alguna manera estoy de acuerdo con Simone cuando plantea la incompatibilidad de la maternidad con una dedicación a la creación intelectual. A lo mejor es muy radical pero no tiene parte de razón. Otros muchos grandes pensadores han reflexionado sobre el mismo tema. Recordad sin ir más lejos a Castilla del Pino y sus mal interpretadas declaraciones. Para SImone, como para Sartre, la maternidad tiene que ver con lo orgánico y eso para ellos era difícilmente conciliable con la creación. Y yo al menos comparto parte de esa idea…
    Al margen de todo este debate, Simone fue una mujer fascinante, contradictoria, compleja. Su misma vida sentimental, sexual, lo demuestra. Yo acabo de leer una biografía suya que os recomiendo, escrita por Daniele Sallenave y editada por Galaxia Gutenberg. A mi me ha hecho descubrir una mujer increíble, políticamente muy controvertida pero con una mirada tan contemporánea que todavía hoy sobrecoge leer sus reflexiones y seguir su trayectoria.

    • Esperanza marzo 18, 2011 a 10:35 am #

      Sí, Octavio, la biografía que dices es la misma que recomendamos en el blog, y es alucinante (por cierto, está en la Biblioteca Universitaria de Córdoba). Fue una mujer diferente en todo y que hizo siempre lo que le dio la gana, a veces sin tener en cuenta el daño que podía hacer a los demás (me refiero a su diferenciación entre los amores necesarios – el de Sartre y ella- y los contingentes -todos los demás- y por lo tanto no necesarios)

      • Luna marzo 18, 2011 a 11:42 am #

        Yo creo que también hay que entender sus amores desde su perspectiva. Pienso que su relación con Sartre, quizás al principio fue también sexual pero luego fue sobretodo intelectual y amistosa.

        Al margen de las numerosas relaciones esporádicas, hay que fijarse en su relación con Nelson Algren. Basta leer las cartas que ella le escribía para ver que estaba como se dice vulgarmente «enamorada hastas las trancas» pero al final su cabeza luchaba por superar esa “trampa” que suponía el enamoramiento loco y siempre volvía a Sastre que era su amor intelectual.

        Su vida ha sido analizada con lupa por sus detractores que le reprocharon el lenguaje que usaba en esas cartas pero ella era humana y también caía como cualquier mujer.

  4. Inma marzo 21, 2011 a 8:48 am #

    No he leído «El segundo sexo» y por tanto me tengo que atener a los fragmentos que ha colgado Espe. Tampoco creo, como Luna, que se presten mucho a la controversia, pero bueno, aportaré mi opinión.

    Efectivamente, entre lo que cuenta en el primer fragmento y en el segundo se ha producido un cambio fundamental para todo lo que tiene que ver con la mujer, que es el control de la natalidad, incluyendo la legalización del aborto. Éste es el punto definitivo de inflexión que transforma por completo el papel de la mujer, amplía sus horiuzontes y le permite tener unas aspiraciones personales distintas a las puramente privadas.

    No sé mucho de la vida de Simone de Beauvoir, pero por lo que contáis sí que tuvo que ser una mujer fascinante. Lo de renunciar a la maternidad hoy en día por perseguir ambiciones profesionales o creativas lo considero una tontería, porque afortunadamente las cosas han cambiado muchísimo y se pueden compaginar ambas cosas perfectamente, como demuestra el hecho de que cada vez hay más artistas, políticas y empresarias de éxito que lo han hecho. Por supuesto, para ello es necesaria una pareja que acompañe, pero os recuerdo que las parejas las elegimos nosotras, así que si eliges a un matao en el pecado llevas la penitencia.

  5. octavio marzo 21, 2011 a 9:04 am #

    No creo, INma, que sea una «tontería» señalar una cierta incompatibilidad entre la maternidad-paternidad y las actividades creativas e intelectuales. Por propia experiencia – tengo un hijo de 9 años – sé que los hijos requieren un tiempo y una concentración que, al menos, durante un período, hacen muy difícil que uno pueda concentrarse al cien por cien en una actividad intelectual, política o creativa. Evidentemente pueden hacerlo las mujeres que tengan ayuda – normalmente otras mujeres: abuelas, cuidadoras, sirvientas, criadas – y que, en el mejor de los casos, tengan al lado a un varón que sepa dedicar parte de su tiempo a estar con los hijos. Porque no se trata sólo de parirlos. Hay que nutrirlos, acompañarlos, estar pendientes de su educación, de su ocio… Yo veo muy muy complicado con el ritmo de hoy y la exigencia de cualquier profesión que un hombre o una mujer dedicado al cien por cien a sus hijos tenga tiempo para un desarrollo profesional al mismo nivel que el que no los tiene. Y eso es algo que mayoritariamente sufren las mujeres. Pongamos dos ejemplos muy objetivos. ¿Por qué en facultades como la mía sigue habiendo menos catedráticas, profesoras titulares? Está claro que no tienen las mismas condiciones para completar el recorrido de curriculum tan exigente de la misma manera que los varones. Y te podría poner varios ejemplos de brillantes compañeras que una vez casadas y madres se han vuelto casi invisibles. Otro ejemplo: mira las mujeres políticas. Cuántas hay sin hijos o con pocos hijos. CUántas de las triunfadoras (Fernández de la Vega, Rosa Aguilar, la portavoz del PP en el Congreso… ) no tienen hijos, o bien tienen solo uno (nuestra Carmen Calvo),…

    Te recomiendo que te leas los diarios de Virginia Woolf. En ellos cuenta la mala relación que tenía con sus criadas ( y afortunada ella que las tenía), porque continuamente la interrumpían en su trabajo para preguntarle qué ponían de comer, qué limpiaban o qué compraban, mientras que su marido no lo interrumpían.
    Yo creo que las cosas han cambiado pero no tanto.
    Y creo que el nivel de exigencia de cualquier profesión – muy especialmente la política, las creativas y las intelectuales – son en buena medida incompatibles con la crianza de los hijos. Salvo que tengas todo un «aparato» que te ayude – ay, benditos abuelos y abuelas , una pareja maravillosa que comparta todo y un ánimo personal que te haga casi un superman o superwoman.
    Si al mismo tiempo que haces una tesis tienes que estar pensando en qué pones de comer, la fiebre que tiene el niño o lo vacío que está el frigorífico, no te digo yo que no sea posible ser doctor o doctora cum laude, pero que es mucho más difícil también….

  6. Inma marzo 21, 2011 a 12:56 pm #

    No, si es evidente que, hoy por hoy, todavía ni el cuidado de los hijos ni las cuestiones domésticas son compartidas al cien por cien en muchas casas, pero mi percepción es que, cuando se consigue, sí que se puede compatibilizar bien un trabajo creativo o exigente con la paternidad-maternidad. Hay muchísimas escritoras que además son madres y que lo cuentan como una experiencia enriquecedora.

    Hace unos años estuvo aquí Ángeles Caso y habló precisamente de este tema. Claro, ella, como escritora y madre, había tenido que sacrificar tiempo de trabajo, tranquilidad, etc., pero eso la había enriquecido como persona y como escritora frente a sus colegas hombres que tenían todos los asuntos de intendencia doméstica resueltos.

    En cuanto a la política, sí, es un campo que requiere muchísima dedicación, y si se tienen hijos es obvio que hay que contar con una pareja que supla con su tiempo el del padre o madre ausente, y es verdad que hasta ahora la sacrificada casi siempre ha sido la mujer, pero los tiempos cambian a pasos agigantados y cada vez hay más mujeres en política jóvenes y madres. Ahí tenemos a la ministra Chacón como ejemplo, que según están las cosas, igual hasta algún día la tenemos de presidenta.

    • Luna marzo 21, 2011 a 1:20 pm #

      Estoy de acuerdo con Octavio, sí hemos avanzado, pero si miramos bien a nuestro alrededor quizás no tanto. Es verdad que las mujeres sobretodo cuando tienen hijos desaparecen un poco de la primera plana.

      Yo creo que incluso en las mujeres más “feministas” surge un sentimiento de culpa y un deber maternal muy sútil e inconsciente que “atormenta” a la mayoría de las mujeres. Un hombre no suele sentir esa culpabilidad, ni se lo plantea siquiera. Y a eso se refería Simone de Beauvoir, al peso cultural y educacional, a los patrones creados a lo largo de miles de generaciones que son difíciles de erradicar del subconsciente, a los mensajes contradictorios que seguimos recibiendo de la sociedad. Hay un anuncio publicitario, no recuerdo lo que vende, pero si recuerdo perfectamente su mensaje: una mujer renuncia a varias cosas importantes incluida una habitación propia considerándola un «capricho» porque la puede destinar a un bebé.

      En cuanto a Virginia Wolf, suerte que tenía una habitación propia porque ni por esas la dejaban en paz.

      • Esperanza marzo 21, 2011 a 1:43 pm #

        Bueno, bueno, no adelantemos acontecimientos, que Virginia Woolf no «toca» hasta mayo

  7. Inma marzo 21, 2011 a 3:55 pm #

    Bueno, yo no sé si le preguntarámos a la ministra Chacón si se siente culpable cuando viaja o está encerrada en su despacho durante una crisispolítica si se siente culpable por abandonar a su hijo. Pero sí sé que hay cada vez más mujeres en todos los ámbitos y que ese sentimiento de culpabilidad poco a poco va desapareciendo. También sé por experiencia personal que compaginar la maternidad con las otras facetas de una persona es no solamente posible sino deseable.

    No es que yo tenga un éxito profesional de morirme pero eso no lo achaco a mis hijos sino a mi falta de ambiciones en ese sentido. Sin embargo tengo muchas otras ambiciones y aficiones a las que les dedico tanto o más tiempo que el que podría dedicar a una carrera exitosa. Y he podido criar 3 hijos, y no me siento culpable de ninguna de las horas n de losi días que no les he dedicado.

    Más bien al revés, el hecho de ser una madre multifacética y poco entregada en exclusiva a las tareas maternas creo que a la larga les ha beneficiado. Creo que es mucho más interesante para ellos tener unos padres activos y multidisciplinares que unos abnegados y entregadísimos progenitores cuyo único interés en la vida son ellos.

    • octavio marzo 21, 2011 a 6:54 pm #

      Yo creo que hemos dado en varias claves sobre las que Simone reflexiona en el segundo sexo. Una es ese sentimiento de responsabilidad – y la consiguiente culpabilidad- que la mujer sigue teniendo con respecto al ámbito privado. Todavía hoy cuesta creer, y encontrar, hombres que se sientan responsables de pensar que ponen de comida al día siguiente, que falta en el frigo o donde está la ropa sin planchar… (os recomiendo la peli MATAHARIS de ICiar Bollaín, donde se cuenta todo esto muy bien…) Y las mujeres siguen sufriendo la culpabilidad del tiempo que no pasan con los hijos, del que no dedican a su casa, en mucho mayor medida que los tíos…
      Yo estuve en aquella charla de Angeles Caso y luego comiendo con ella. Hablamosmucho de estos temas. No es casual que Angeles sólo tenga una hija y que durante mucho tiempo estuve muy perdida del panorama televisivo y literario. Justo los años de «crianza».
      Por otra parte ponemos ejemplo de mujeres de un nivel de éxito profesional que se pueden permitir tener mujeres que les ayuden -digo pagadas – para que así puedan dedicarse a su trayectoria. Por eso ANgeles Caso escribe la novela del Planeta que dedica a la mujer que cuido de su hija y trabajó en su casa. Es decir, estamos avanzando pero sin romper el modelo. Son las abuelas, o mujeres inmigrantes, o mujeres pobres, las que siguen haciendo las tareas de cuidado, las domésticas…
      Y en cuanto a nosotros hemos avanzado en la idea de «ayudar» en casa pero no en la de asumir la responsabilidad de lo doméstico que entendemos es de la mujer. Os animo a que en vuestra pareja hagáis un test:
      – ¿quién piensa lo que se va a comer al día siguiente?
      – ¿quién controla donde están los calzoncillos limpios del niño?
      – ¿quién se da cuenta de que se han acabado los yogures en el frigo?
      – ¿quién se ocupa de las ceremonias familiares?
      – ¿quién suele limpiar el water?
      – ¿quién prepara los uniformes del cole para el día siguiente?
      podríamos seguir….
      El mundo del arte, y de la literatura, está lleno de mujeres sin hijos, o con solo uno, o con vidas muy solitarias. Repasad la vida de Corín Tellado, de Carmen Laforet, de Carmen Martín Gaite, de Rosa Montero…de casi todas las GRANDES. Y no hablo de Virginia porque lo haremos en mayo.
      Está claro que Carme Chacón y su marido tienen un nivel de vida con el que se pueden permitir pagar criadas, nannys y lo que quieran. Pero una mujer y un hombre de clase media, y no digamos media baja, lo tienen muy complicado, porque necesitan un sostén si los dos quieren seguir progresando en sus trayectorias profesionales. Yo al menos que intento conciliar todo lo posible – mi mujer trabaja y tiene una dedicación absorbente al atletismo – lo veo super complicado y por eso no nos hemos planteado tener más hijos.
      En todo caso, yo creo que la clave de la desigualdad es que los hombres, o la mayoría de ellos, aún no han percibido que como las mujeres tb tienen género. Es decir, y parafraseando a la BEauvoir, los hombres también llegamos a serlo. POr tanto, tenemos que cambiar cómo los hombres nos hacemos hombres. Es decir, hay que incidir en la masculinidad hegemónica. Mientras que no hagamos eso, la desigualdad pervivirá. Por más leyes que hagamos y conciencia feminista que se extienda.

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